Una empresa sana financieramente evoluciona mejor: las señales que no hay que ignorar
Cuando miro hacia atrás en estos más de 25 años trabajando con empresas en Paraguay y el exterior, veo un patrón que se repite:
Muchos proyectos que nacen con gran entusiasmo y visión tropiezan, no por falta de ideas o esfuerzo, sino por un factor silencioso: su salud financiera.
El crecimiento inicial suele apoyarse en intuición, pasión y decisiones ágiles. Pero al igual que el cuerpo humano, que puede parecer en forma mientras desarrolla una condición que no da síntomas inmediatos, una empresa también necesita hacerse chequeos periódicos para evitar que un desbalance la detenga justo en el momento en que debería acelerar.
¿Qué señales no hay que pasar por alto?
Me ha tocado acompañar procesos donde las señales estaban a la vista, pero fueron ignoradas.
Es como postergar un análisis de sangre porque “uno se siente bien”. Hasta que un día, el problema se hace evidente y cuesta el doble corregirlo.
En las organizaciones, esas señales pueden ser:
Cuentas por cobrar que se acumulan sin control.
Endeudamientos asumidos sin planificación estratégica.
Costos que crecen más rápido que las ventas.
Falta de información precisa para tomar decisiones oportunas.
Son síntomas que, si se dejan avanzar, terminan erosionando incluso los proyectos más sólidos.
Como decía Benjamin Graham en The Intelligent Investor, “el mayor riesgo no es la volatilidad del entorno, sino no saber lo que uno tiene realmente en las manos”.
Profesionalizar las finanzas no es solo controlar: es cuidar
Profesionalizar el área financiera no es complicar la operación.
Es darle a la empresa los controles necesarios para sostener su evolución.
Así como un buen chequeo incluye más que mirar la presión o la fiebre, una buena gestión financiera no solo revisa los estados de cuenta. Implica:
Analizar periódicamente solvencia, liquidez y eficiencia operativa.
Contar con tableros de control que permitan ver el negocio en tiempo real.
Planificar escenarios posibles para anticiparse, no solo reaccionar.
Saber reorganizar pasivos sin comprometer la salud futura del proyecto.
Tal como plantea Ichak Adizes, el equilibrio entre control y flexibilidad es clave para una organización sana.
Y las finanzas son ese sistema nervioso silencioso que debe sostener ambos polos.
No se trata de hacer grandes cambios de golpe
Siempre comparto esto con los equipos: profesionalizar las finanzas no es una cirugía.
Es más parecido a cambiar hábitos, instalar rutinas sanas y mejorar la lectura del propio cuerpo.
Se construye paso a paso, generando conciencia, instalando procesos claros, y formando personas capaces de leer el negocio más allá de los resultados inmediatos.
Construir una empresa financieramente sólida es garantizar su capacidad de evolucionar.
Y evolucionar es, en esencia, prepararse para seguir creando valor —para clientes, colaboradores, accionistas y comunidad— en cualquier escenario.
Desde Okara, mi compromiso es acompañar a las empresas a fortalecer su salud económica.
No con recetas estándar, sino con el trabajo serio y personalizado que cada organización merece.
¿Tu empresa ya se está haciendo sus chequeos financieros?