Protocolo familiar, un paso necesario en la evolución de las empresas familiares
El protocolo familiar es una de las herramientas más relevantes para que las empresas familiares den continuidad al negocio a través de las siguientes generaciones. Como en muchos otros temas, existen voces a favor y en contra, pero lo que sabemos es que toda herramienta depende, finalmente, de quienes la utilizan. En este artículo veremos qué se define en un protocolo familiar y cómo puede cumplir con su propósito.
La continuidad de la familia empresaria en juego
¿Por qué hablamos de los protocolos familiares? En la actualidad, se estima que el 40% de las empresas más grandes de Latinoamérica están en control de familias. Su continuidad y la de buena parte de la economía regional depende de cómo resuelven los desafíos y tensiones más repetidas en este tipo de organizaciones. Si aún no las conoces, te invitamos a repasarlas aquí y aquí.
En toda empresa familiar llega un momento donde las palabras o las expectativas, muchas veces tácitas, no alcanzan para gestionar la complejidad, tanto en lo empresarial como en lo familiar. Entonces, es momento de establecer acuerdos que permitan vivir un mejor presente y proyectar un futuro de bienestar.
¿Qué es un protocolo familiar? Es nada más y nada menos que un instrumento para lograr acuerdos y marcar la cancha. Cualquier deporte o juego precisa de reglas claras para que los participantes puedan desenvolverse y cumplir sus objetivos. Lo mismo pasa en la sociedad, donde es imposible convivir sin una Constitución Nacional o leyes que regulen el comportamiento. Sin embargo, no todas las personas están dispuestas a invertir recursos y energías en construir y sostener acuerdos.
Resistencias al protocolo familiar
Es común escuchar a representantes de empresas familiares planteando sus dudas respecto al protocolo familiar. “Muchas de las familias que tienen protocolos terminan peleadas”, suelen decir durante nuestras consultorías en Okara.
Desde nuestra perspectiva el protocolo no es la solución definitiva a todos los desafíos de una empresa familiar y en ningún sentido puede ser una garantía absoluta que permita evitar conflictos. Principalmente, porque el conflicto siempre está latente donde hay personas relacionándose. Sin embargo, culpar al protocolo familiar de los problemas de la familia empresaria es como cargar contra las reglas de la FIFA por las infracciones cometidas por los jugadores.
La construcción de un protocolo familiar debe ser un proceso de aprendizaje que permita dar un paso evolutivo para dejar atrás las prácticas obsoletas y desarrollar un sistema donde ninguna persona pueda estar por encima de las reglas. Y así, hallar continuidad.
Qué temas define un protocolo familiar
Antes de seguir, hagamos un poco de historia. Existen referencias de este tipo de acuerdos que datan del año 1694 cuando el clan japonés Matsui estableció su primer protocolo familiar. Los modelos que conocemos actualmente tienen origen en la mitad del siglo XX. En su mayoría vinieron de Estados Unidos con los llamados acuerdos de accionistas, una serie de pactos establecidos entre integrantes de una sociedad mercantil para tomar decisiones, ejercer distintos derechos societarios, o para anticiparse a un problema externo.
Ahora a lo prometido. El protocolo familiar busca que todas las generaciones se sienten a la mesa para alinearse con el pasado, el presente y el futuro. Este ejercicio precisa de mucha paciencia, ya que puede abarcar una gran cantidad de temas. Veamos algunos.
Respecto a la identidad, el protocolo incluye las razones y los fundamentos de tener este tipo de acuerdo, más una breve historia de la empresa, de la familia y, sobre todo, de la relación entre ambas. A su vez, se establecen los principios fundamentales, los valores familiares y empresariales, y un marco estratégico y financiero desde donde trabajar el presente y el futuro.
El protocolo también puede incluir temas relacionados con el trabajo de la familia –las incorporaciones y salidas de la empresa, la retribución, los beneficios, etc.– y cualquier otro lineamiento que sea útil al momento de algún conflicto de intereses. Aquí el protagonismo de los órganos de gobierno es ineludible. Si aún no conoces qué son te invitamos a repasar este artículo al respecto.
Otro de los grandes ámbitos definidos por el protocolo familiar es el patrimonial, donde se generan acuerdos sobre la sucesión, las finanzas, la rentabilidad, y las propiedades. Incluso puede ser un buen espacio para dejar sentadas algunas políticas sobre la responsabilidad social de la empresa o su participación en la política o la religión. También para dejar sentado los acuerdos de mediación y arbitraje, y, si todo esto falla, las sanciones.
Familias empresarias con reglas y futuro
Culpar al protocolo familiar del fracaso familiar o empresarial es simplemente una manera más de evitar mirarse al espejo para hacer una autocrítica o para asumir la responsabilidad sobre conflictos no resueltos de larga data. También puede ser una forma de buscar un chivo expiatorio para esquivar las responsabilidades que muchas veces tienen sus integrantes.
En cualquiera de los casos se pone en juego la falta de un desarrollo personal que permita mayores niveles de madurez para lidiar con las diferencias o los cambios propios de la vida. Por eso desde Okara entendemos que todo paso evolutivo, ya sea con un protocolo u otro instrumento, debe incluir un abordaje integral de las personas, su cultura y las creencias presentes en las organizaciones.
¿Crees que tu empresa familiar puede mirarse honestamente al espejo?